La dinámica de la observación y uso del color en la vida diaria ha sido una constante en mis clases durante 29 años. Estoy convencida de la necesidad de que un diseñador estudie el color como materia, pues el tratamiento del color es una parte integral de su trabajo.
Por ello en 1985, me lancé a innovar líneas de enseñanza entre las que figuró la organización de las primeras “Fiestas de color” celebradas en la escuela. En ese nuevo contexto, los alumnos me tenían que presentar los trabajos de investigación del color de una manera lúdica (con meriendas, comidas y aperitivos de color cuando todo esto era novedad y no como ahora que la “nouvelle cuisine” lo invade todo). El color se asentó así en la Escuela de Diseño como un importante referente por derecho propio.

Es pues comprensible que no pueda ahora entender la supresión de la materia COLOR en los nuevos estudios de Grado en Diseño; de ahí mi decepción porque los actuales estudiantes hayan perdido lo que yo había conseguido poco a poco en las programaciones del departamento y con los diferentes equipos directivos que iban comprendiendo y atendiendo mis peticiones.